El exmacrista es, aunque parezca increíble, presidente del Parlasur y lo quieren echar del cargo los representantes de todo el continente. Siempre causó un poco de vergüenza ajena, desde que el programa de tv Intratables y otros de la misma calaña lo impusieron como personaje de la agenda política y, luego, cuando finalmente llegó a ocupar un cargo legislativo en el Congreso. El hoy diputado del Parlasur Alfredo Olmedo está parado por estas horas en medio de la tormenta de bochornos que provocó en el Parlasur, donde, increíblemente, oficia como presidente. Olmedo llegó a ese cargo luego de que le tocara a la Argentina elegir al presidente del cuerpo. De ahí surgió que lo más indicado era que la elección fuera para alguien que representara al actual gobierno del país. Y le tocó a Alfredo Olmedo, conocido por sus posiciones de ultraderecha, antiderechos, homofóbicas y misóginas, bien en línea con la ideología del presidente Javier Milei y casi todo el armado “libertario”. Sin embargo, duró poco la primavera con el titular del Parlasur. Y la situación explotó días atrás, cuando se supo que Olmedo había contratado a una empresa de seguridad que instaló la obligatoriedad de usar una pulsera (similar a las que se usan en los festivales de música o en los all inclusive de los resorts) para ingresar a las sesiones. Y la cosa no quedó ahí. Hubo varios legisladores que no tenían la pulsera al momento de ingresar a sesión el día que se instauró el nuevo régimen, y hubo conflictos con personal de seguridad, al punto que algunas legisladoras dijeron haber sido maltratadas por los contratados por Olmedo. La polémica estalló cuando los legisladores de la Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, países que integran el Mercado Común del Sur (Mercosur), llegaron a la sede parlamentaria, ubicada en Montevideo y se les pidió que se colocaran pulseras para poder ingresar, a pesar de que ese requisito no está contemplado en el reglamento interno. Además, según se relató desde el lugar, los accesos estaban plagados de guardaespaldas privados que amedrentaban a los parlamentarios y les exigían identificarse, a lo que varios de ellos se negaron. Una vez abierta la sesión, Olmedo aprovechó su posición como presidente para restringir el uso de los micrófonos con el fin de impedir que se escucharan los discursos críticos de los representantes. La situación estalló, puntualmente, cuando la parlamentaria paraguaya Jazmín Narváez disparó: “Ha sido un día nefasto, me he sentido agraviada, han blindado la entrada, nos han obstruido el acceso, han llegado a tener contacto físico para no dejarnos entrar, eso me ha hecho sentir menoscababa”. “Es una vergüenza internacional, una vergüenza colectiva, hoy me he sentido mal. Presidente: dé un paso al costado”, afirmó y pidió la renuncia de Olmedo, algo que por primera vez desde la creación de ese cuerpo, recibió el apoyo de todas las delegaciones, incluida la argentina. El repudio contra Olmedo fue unánime, ya que incluso se sumó el legislador brasileño Celso Russomanno, aliado del ex presidente Jair Bolsonaro, a quien el argentino admira, subraya RT. “Merecemos respeto”, agregó por su parte la paraguaya Lilian Samaniego, quien calificó la jornada parlamentaria como “bochornosa”. Lo quieren echar ya pero él logró posponer todo La semana pasada, 31 legisladores que habían elegido a Olmedo presidente del organismo exigieron su remoción, inconformes con sus manejos. Este asunto iba a tratarse en la sesión del lunes último, algo que no fue posible debido al retraso y reclamos que generó Olmedo con sus medidas. Por ello, parlamentarios argentinos denunciaron que todo se trató de una maniobra dilatoria, ya que la solicitud para que deje el cargo recién se retomará el 28 de abril, cuando el Parlasur vuelva a sesionar.