La imagen del tablero luminoso de la Cámara de Diputados que anunció la aprobación en general del proyecto de ley ómnibus es un resumen incompleto de la escena política argentina. Como todos los presidentes desde 1983, Javier Milei se encamina a lograr el respaldo a su primer paquete legislativo. Si lo consigue, lo habrá hecho, es cierto, a partir de una bancada propia minúscula. Pero se habrá gastado, a fuerza de maltratos a los opositores acuerdistas y represión deliberada en las calles, buena parte del crédito que le dio el triunfo del 19 de noviembre.¿CÓMO HARÁ EL OFICIALISMO PARA CONSTRUIR NUEVAS MAYORÍAS?Este interrogante no parece preocupar a Miei, un presidente que coquetea con el caos.La suerte de su experimento político está atada, por voluntad propia, a un factor por naturaleza frágil: su popularidad, la que mostró en el balotaje, la que podría esfumarse si el Gobierno no logra cumplir en el mediano plazo con el punto central de su contrato electoral, terminar con la inflación.Mientras en la Casa Rosada las internas se libran a cielo abierto, el Presidente avanza con un ajuste feroz sobre las provincias.El recorte lleva a los hechos sus amenazas a los gobernadores y pone en riesgo las políticas contra la inseguridad en la provincia de Buenos Aires, el inicio de clases en todo el país y el servicio de colectivos en capitales importantes del interior.Milei actúa como si esos problemas no fuesen suyos. Si el fuego se enciende, ¿cuánto tiempo podrá evitar que lo alcancen las llamas?A PURA REPRESIÓNLa represión de la protesta adquiere, en ese contexto, características inquietantes. No solo porque se disparó a mansalva contra manifestantes que ni siquiera estaban cortando la calle y contra decenas de periodistas que hacían su trabajo, sino porque, al día siguiente, Patricia Bullrich reivindicó la actuación policial. No hubo menciones oficiales a Matías Aufieri, abogado del Ceprodh y asesor del Frente de Izquierda, que recibió un balazo en un ojo y sigue con pronóstico reservado.No es la primera vez que una protesta frente al Congreso termina de esa forma.Lo novedoso es que la represión fue deliberada, basta con ver las imágenes. Lo inquietante es que la ministra de Seguridad, el Presidente, el Gobierno parecen ver en ese terreno una oportunidad para mostrar resultados inmediatos.¿A DÓNDE PUEDE LLEVAR LA REPRESIÓN CONCEBIDA COMO HERRAMIENTA DE SU PODER POLÍTICO?Esa y otras preguntas retumbaron en los pasillos del Congreso durante las más de 30 horas de sesión.La votación en general del proyecto, con 144 votos a favor y 109 en contra, muestra a grandes rasgos el nuevo tablero de la política.El Gobierno tiene un bloque propio de 79 diputados, 40 de La Libertad Avanza y 39 de Pro. La fusión entre los dos espacios figura en los planes de Macri, que pretende primero retomar las riendas del Pro y forzar a Milei a darle el lugar que le negó en diciembre, el de interlocutor único y privilegiado.MACRI, SIEMPRE MACRIEl expresidente se involucró personalmente para garantizar el respaldo al proyecto, con llamadas a sus diputados y posteos en redes.En uno, pidió que los incidentes callejeros no detuvieran la sesión, como pasó en 2017.La alusión tiene una lectura alternativa ya que la sesión del 14 de diciembre de ese año se suspendió, es cierto, cuando el kirchnerismo logró que el caos de las calles se trasladara al recinto.Pero el debate se retomó cuatro días después y el oficialismo juntó los votos para sancionar la reforma previsional.El problema es que a partir de ese momento, pese a ese triunfo legislativo del Gobierno, el Congreso quedó paralizado. Esa batalla legislativa fue además el germen de la reunificación del peronismo, plasmada en las elecciones de 2019.LA VOTACIÓNLa votación del viernes mostró también que la oposición cuenta con 111 voluntades, los 109 que votaron contra el proyecto, Facundo Manes incluido, más dos diputados de Unión por la Patria que faltaron a la votación por problemas personales de último momento. En el medio quedaron 65 legisladores de los bloques que, como si operaran en un sistema parlamentarista, decidieron darle un voto de confianza al Presidente, una suerte de waiver político que evitó una bancarrota prematura del Gobierno. Ahí se anotaron la UCR y las bancadas que responden a los gobernadores, Innovación Federal y Hacemos Coalición Federal.¿CRECE EL DESCONCIERTO?En esta última bancada, liderada por Miguel Pichetto e integrada por pesos pesados como Emilio Monzó y Florencio Randazzo, crece el desconcierto y la bronca contra Milei. No les entra en la cabeza que el Presidente los desprecie en público mientras ellos se dedican, corridos por sus propios electorados, a encarrilar la sesión y a conseguir los votos que necesita el oficialismo. “Es un presidente opositor”, lo definió un diputado. Milei volvió a demostrarlo con la advertencia a los opositores que posteó minutos antes de la aprobación de la ley en general: no intenta construir una base de sustentación de política estable.EL MALTRATODurante las últimas semanas, el maltrato a los bloques que aportaron los votos necesarios se plasmó en escenas insólitas. “¡Callate, no hables más! ¡Nos insultás si seguís hablando!”, lo frenó en seco Monzó al vicejefe de Gabinete, José Rollandi, cuando el funcionario procuraba explicarles a él, Pichetto y Randazzo, como si fueran tres recién llegados en la política, las ventajas del sistema electoral de circunscripciones uninominales.EL CRUCEEn el cruce que protagonizaron Pichetto y Santiago Cafiero podría residir una clave para adivinar el comportamiento futuro de ese sector de la oposición acuerdista. Cuando el excanciller lo acusó de “traidor”, Pichetto pidió la palabra para responderle: “Prefiero la traición a la irrelevancia”.El excompañero de fórmula de Mauricio Macri quiere, al igual que sus compañeros de bancada, ser relevante, tener poder, un objetivo que puede lograr como aliado del oficialismo o, ante un deterioro de la imagen del Presidente, como articulador de una mayoría de oposición.EL DEBATEEl debate parlamentario se llevó todas las miradas e invisibilizó una advertencia que podría marcar la agenda política en las próximas semanas. La Ctera, el sindicato nacional docente con más peso del país, se declaró el