“PRECIOS LIBRES Y SALARIOS A LA BAJA”: LA OBSESIÓN DEL PSIQUIATRICO Y EL DE LA TIMBA FINACIERA PARA “DESTROZAR” LOS SALARIOS DE LAS “OVEJITAS” ARGENTAS

El mercado proyecta una desaceleración de la inflación en los próximos meses, como también un incremento de la desocupación. La proyección acompaña un viejo mantra de la economía recesiva: a menor empleo, menores salarios.

En el tercer relevamiento del año, las consultoras que participaron del Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) que realiza el Banco Central arrojaron como estimación una inflación del 12,5 por ciento en marzo, con una curva descendiente hacia el futuro. Mientras tanto, el plan económico del ministro Luis Caputo rompe el dogma de liberación de precios y le fija techo a la paritaria para disciplinar con el ajuste.

Las consultoras estimaron una baja descendente de la inflación en los próximos meses: del 10,8 por ciento en abril al 6,2 por ciento en septiembre. En cambio, la desocupación crecería al 7,5 por ciento a fines de 2024, una proyección que acompaña un viejo mantra de la economía recesiva: a menor empleo, menores salarios.
No es casual que Caputo se encapriche en no ordenar la homologación del acuerdo salarial al que arribó el gremio de Camioneros. Mientras se profundiza la desregulación de cada rama de la economía, el veto de aumento a uno de los sindicatos más grandes del país simboliza el intento de disciplinamiento hacia al resto de los sindicatos. Las paritarias “libres” no son tales.

Un ejemplo de la distinta vara es la medicina privada. En redes sociales, Caputo viene de expresarse en contra de los aumentos de las prepagas, luego de que el propio Gobierno haya permitido liberar los precios sin regulación. Desde que asumió el presidente Javier Milei, subieron 108,2 por ciento en promedio.

Según la última edición de la encuesta TISA de Mercer, consultora global líder en recursos humanos, las empresas prevén incrementos salariales para 2024 de un total acumulado de 198 por ciento. A contramano, las expectativas de inflación anual reportadas por las mismas compañías rondan el 210 por ciento.

Cuando se preguntó cuál es el criterio para definir los aumentos salariales para el personal fuera de convenio, el 51 por ciento respondió que utilizaba una combinación de varios factores mientras que un 20 por ciento lo hace a través del mercado. No obstante, solo un 15 por ciento que aplica directamente la inflación a la hora de definir estos incrementos.

La proyección de incrementos del primer trimestre de 2024 no presentó grandes variaciones contra el relevamiento de febrero, ubicándose en torno al 52 por ciento (mediana). Los trimestres posteriores se mantienen estables, sin grandes cambios. Actualmente, la prevalencia es de seis incrementos (34 por ciento), es decir, uno cada dos meses; y en segundo lugar, ocho o más (22 por ciento). Solo el 18 por ciento del mercado analizado ofrece a sus colegas cuatro o menos instancias de ajuste salarial.

DESPIDOS Y LICUACIÓN DE SALARIOS
De acuerdo con distintos análisis que surgieron tras la publicación del informe de AFIP sobre la recaudación, los recursos de la Seguridad Social aportaron 1,7 billones de dólares, con un retroceso real en torno al 24 por ciento, una caída solo superada por el desplome en Ganancias, del 40 por ciento. La baja en aportes personales y patronales se explica por un mercado laboral que registra una expulsión neta de trabajadores y salarios licuados por la inflación.

Los que más cayeron dentro de este segmento fueron los aportes personales (incluye monotributistas), con una recaudación de 615.111 millones de pesos, con un avance nominal de 186,7 por ciento (-32,4 por ciento real). En el caso de las contribuciones patronales, el ingreso alcanzó a los 1,11 billones de pesos, con una caída real del 17,6 por ciento.

De acuerdo con los datos que ofrece el Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) y el Ministerio de Trabajo, el nivel de empleo en enero registró una caída de 0,1 por ciento que se suma al retroceso de 0,5 por ciento de diciembre. Se estima que febrero la destrucción neta de puestos de trabajo fue todavía más profunda, lo que termina reflejándose en la recaudación en los meses subsiguientes, como fue la de febrero y marzo. Este desempeño se sustenta en tasas de entrada (ingreso laboral) inferiores por primera vez en años respecto de la tasa de salida (despidos y desvinculaciones). En enero esa comparación fue 1,9 puntos para los ingresos y de 2,1 para las salidas, mientras que en diciembre había sido de 1,6 contra 2 unidades respectivamente.

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