A partir de este ayer, el sector yerbatero argentino queda desregulado después de 22 años de intervención oficial en el precio de la hoja de yerba mate, y como ocurre con todo en la Argentina, menos con los SALARIOS, las empresas productoras de este producto, podrán aumentar a gusto y placer.
El Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM), encargado de fijar los valores para el precio de este producto emblemático del país, perderá dicha potestad debido al mega decreto 70/2023 impulsado por el presidente Javier Milei.
La desregulación se extenderá no solo al valor de la materia prima, sino también a la presión que recae sobre las industrias para abastecer las góndolas de los comercios con yerba a precios accesibles.
Por ello es que a partir de ahora, serán los propios productores los encargados de decidir si aceptan el precio establecido o prefieren esperar y no cosechar la hoja hasta que mejoren los valores.
Al sector lo integran unos 12 mil pequeños productores además de las grandes compañías. En tanto, el INYM no tiene autoridades designadas desde que asumió la nueva gestión del gobierno nacional.
Durante los primeros meses del año, la cosecha de verano de yerba mate registró niveles máximos en los volúmenes de hoja verde entregados, alcanzando los 55 millones de kilos. En el mes de febrero, la producción fue de 33,8 millones de kilos, mostrando un crecimiento del 145% con respecto al año anterior.
PRECIOS DESENFRENADOS
El último valor de referencia que fijó el INYM para el kilo de yerba cosechada fue de 370 pesos. Se trata de la hoja verde de la zafra que es llevada a secaderos donde, después de un largo proceso de estacionamiento, deshidratación (canchado) y picado es entregada a un valor de 1406 pesos. Las industrias la compran, elaboran, envasan y venden. Así el paquete de un kilo puede llegar al consumidor final con un precio tres o más veces superior.
En algunas cadenas de supermercados, más allá de que existen varias marcas y una dispersión monumental, un kilo de yerba coquetea con los 4500 pesos. Se trata de una cifra impactante si se tiene en cuenta que en noviembre del año pasado costaba cerca de los 2200 pesos. Es decir, subas de más del 100 por ciento en cuatro meses.
El consumo de la yerba es totalmente inelástico. En otras palabras: el mate es parte de la idiosincrasia argentina y ante aumentos de precios desmedidos la población los termina por convalidar. En la práctica el reemplazo hacia otro tipo de infusión no ocurre. Algunas referentes de la actividad yerbatera aseguran que, siguiendo la tendencia de los últimos meses y en un contexto de desregulación total, el precio de la yerba podría subir a más de 6000 pesos el kilo.
El impacto de la liberalización de precios podría empezar a sentirse de lleno en comercios de cercanía y supermercados en los próximos días y semanas, con aumentos que volverán a golpear el bolsillo de los consumidores de este producto básico de la cultura nacional. Pero quienes más sufrirán las consecuencias serán los miles de pequeños productores y cooperativas yerbateras, que perderán el escaso poder de negociación que tenían hasta ahora.
VOLVER A LA NEFASTA DÉCADA DE LOS 90
Los pequeños productores ya vivieron una experiencia similar durante el gobierno neoliberal de Carlos Menem en los años 90, cuando se eliminaron los organismos reguladores como la Comisión Reguladora de la Yerba Mate (CRYM) y el Mercado Consignatario Nacional. En aquellos años se desataron una ola de protestas y crisis en el sector yerbatero, con cortes de ruta y manifestaciones de productores desesperados por los precios ruinosos. La situación sólo comenzó a calmarse años después, con la creación del INYM en 2002.
“Con esta desregulación, el productor siente mucho temor de volver a vivir la pesadilla de los ’90, cuando un gobierno similar eliminó la intervención de una institución que lo defendía de los sectores más poderosos del mercado”, advierte Peterson.
En medio de este panorama oscuro, la provincia de Corrientes también decidió apoyar la medida desreguladora del gobierno nacional, dando manga ancha a las grandes empresas en desmedro de los pequeños productores locales. El radical Eduardo Valdés, gobernador de Corrientes, se mostró a favor de la desregulación.
Frente a este ataque en toda la línea, los cultivadores y trabajadores del sector se preparan para lo que será una dura batalla por mantener sus ingresos y evitar ser arrollados por la voracidad de las grandes corporaciones. “Si no nos defiende el Estado, tendremos que volver a las rutas y las calles como en los 90 para hacernos escuchar”, advierte un referente del sector.
En definitiva, la desregulación del mercado yerbatero impulsada por Milei amenaza con dinamitar uno de los emblemas de la cultura productiva nacional, poniendo en jaque a miles de pequeños productores y cooperativas, mientras consolida el poder de las grandes empresas y podría encarecer aún más los precios al consumidor final. Una nueva batalla cultural y económica se avecina en las rutas y los campos del norte argentino.