Así lo advirtió un informe privado que destacó además que el 90% tiene problemas de producción por el impacto de la suba de costos, la contracción del consumo y factores climáticos.
El panorama general se presenta complicado para las economías regionales en el arranque del año. La combinación de una suba sostenida de los insumos por arriba de la inflación, la caída del consumo y factores climáticos llevó a que al menos 13 de 19 producciones se encuentren en alerta en los primeros meses del nuevo gobierno nacional.
En relación, el 90% atraviesa una situación de alarma en cuanto a volúmenes de producción.
Entre las más complicadas aparece el sector lechero y el de granos, afectados por costos, mercados estancados y baja de precios internacionales, y se suman algodón, mandioca, miel, ovinos, papa, vino y mosto, de acuerdo al último informe del sector elaborado por Coninagro.
Al respecto, en el análisis pos-devaluación de diciembre pasado, se indicó que “aún siguen vigentes los efectos de la sequía 2023, y muchas actividades no recuperan producción aún”, al tiempo que “el mercado no acompaña por exportaciones con bajos precios y consumo decreciendo, excepto en productos sustitutos”.
A la par, se conoció el Índice de Precios en Origen y Destino de CAME, que mostró que en febrero los precios de los agroalimentos se multiplicaron por 3,4 veces del campo a la góndola. Es decir, el consumidor pagó $3,4 por cada $1 que recibió el productor. En enero, la brecha había sido similar ubicándose en 3,8 veces.
PRODUCCIONES PRIMARIAS EN EL PAÍS
Desde el área de economía de la Confederación Intercooperativa Agropecuaria Limitada (Coninagro) dieron a conocer el informe titulado “Semáforo de las economías regionales” que indagó en la situación actual de gran parte de las producciones primarias a nivel federal. En ese sentido, el documento advirtió que “se observan subas de precios al productor de forma heterogénea, mientas los aumentos de insumos son constantes y por encima de la suba de precios”. Como consecuencia, “si se pondera el semáforo por volumen de producción (toneladas) se observa un 90% en rojo, 4% en amarillo y el 6% en verde”.
En concreto, con datos a febrero de este año, relevaron la situación de 19 economías regionales y detallaron que ocho sectores productivos están en crisis (semáforo en rojo), mientras que cinco se encuentran en situación de alerta (amarrillo) y seis están en verde, es decir, muestran crecimiento). Entre los motivos que explican tal situación la entidad señaló el impacto del “cambio en los precios relativos en los costos, con traslación más rápidamente que en los ingresos”, a la que vez que “siguen vigentes los efectos de la sequía 2023” y se agrega que “el mercado no acompaña debido a exportaciones estancadas y consumo con mucha incertidumbre”.
Entre las más perjudicadas se encuentra el sector lechero afectado porque “se mantiene la crisis por costos, falta de reservas y mercados estancados” y el sector de granos dado “los bajos precios internacionales y las estimaciones de rinde de la campaña gruesa”.
Asimismo se agrega el panorama desfavorable para algodón (rindes menores a los esperados), la mandioca (costos más rápidos que la inflación), la miel (baja producción por falta de flores), ovinos (complicadas señales de mercados), papa (caída de los precios con algo de sobreoferta y costos por las nubes) y vino y mosto (precios deprimidos esperando nueva vendimia). Con luz amarilla, es decir en estado de advertencia y alerta, aparecen los cítricos dulces, el sector forestal, hortalizas, peras y manzanas, y el tabaco, mientras que en crecimiento (luz verde) se ubicaron el sector del arroz, aves, bovino, maní, porcinos y yerba mate.
El 2024 arrancó con el impacto del cambio de gestión nacional y las nuevas políticas económicas implementadas con la devaluación incluida. “Las subas de precios al productor ocurrieron por encima de la inflación interanual en 11 de las 19 actividades, con un valor promedio simple de 326%, mientras que los 8 restantes, por debajo de la inflación lo hicieron en 163%, casi a mitad de camino, la heterogeneidad es la regla con un amplio rango de dispersión”, señalaron desde Coninagro.
LA BRECHA DEL PRODUCTOR A LA GÓNDOLA
Según el Índice de Precios en Origen y Destino elaborado por el sector de Economías Regionales de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) en febrero de este año los precios de los agroalimentos se multiplicaron por 3,4 veces del campo a la góndola, es decir que el consumidor pagó $3,4 por cada $1 que recibió el productor. De esa manera, la participación de este último explicó, en promedio, el 28% de los precios de venta final.
En la actividad frutihortícola, los precios de las 19 frutas y hortalizas que integran la canasta del índice se multiplicaron por 4,9 veces (-14,3% con respecto a enero), es decir que por cada peso que recibió un productor, el consumidor pagó $4,9. En el caso del sector ganadero, por los 5 productos y subproductos que componen la canasta, el consumidor abonó 2,9 veces más de lo que recibió el productor.
Hay que recordar que según el Índice de Ventas Minoristas de CAME, las ventas del rubro Alimentos y Bebidas bajaron 33,3% anual en febrero producto de “la caída del poder adquisitivo y la falta de convalidación de precios por parte del consumidor, por lo que la baja se explica por una retracción de la demanda”, explicaron desde la representación empresarial y agregaron que “durante el primer bimestre del año todos los eslabones de las distintas cadenas de valor han visto afectada su rentabilidad por los fuertes incrementos de costos, no sólo debido a la devaluación, sino también al aumento del transporte y la logística, entre otros”.