Lejos de demostrar empatía con el pueblo, el mentiroso discurso del presidente Javier Milei durante la Asamblea Legislativa dejó un sabor amargo y una impronta de estafa a la confianza depositada en las urnas.
En un montaje con pretensiones cinematográficas, el mandatario nacional ingresó al Congreso esperando que los mismos legisladores a los que calificó de “ratas” lo recibieran con aplausos y honores. Como era de esperar, solo obtuvo la reacción extralimitada de sus aduladores, que no dejaron de celebrar las pronunciaciones del jefe de Estado sobre el atropello a los argentinos que viene llevando a cabo sin miramientos. Al grito de “la casta tiene miedo” y “mo-to-sierra”, se mostraron eufóricos mientras el país se empobrece cada día.
Bajo la excusa de “la prosperidad para nuestros hijos a cualquier precio”, desde que asumió Milei no dejó de tomar medidas en contra del trabajador, la clase media y los jubilados, y hubo casi nulas acciones destinadas a quitarle privilegios a “la casta” a la que tanto critica, pero que lo acompaña de manera permanente desde la cúpula del poder. Un claro ejemplo es Luis Caputo, autor del programa que volvió a endeudar al país con el FMI durante el gobierno de Mauricio Macri y enriquecido de manera astronómica antes de borrarse de la escena política a la que retornó ahora con bandera libertaria.
Haciendo un fino análisis del despliegue discursivo de Milei, detrás de la lista de supuestos “logros” se esconde la cruda y camuflada realidad que golpea a la mayoría de los argentinos. La cual, por supuesto, se niega a blanquear. Pero ocurre que la mentira tiene patas cortas, y el Presidente no resiste archivo y carece de coherencia argumental alguna. Como lo demostró al agraviar al Papa Francisco durante la campaña, para luego fundirse con él en un abrazo una vez en el poder.
A continuación, el desglose de algunas de la farsas expuestas por Javier Milei durante la Asamblea.
El caballito de batalla: la reducción del gasto público, “la más profunda de nuestra historia”, aplicada “mayormente sobre el sector público nacional y no sobre el sector privado”. Fake! La quita al subsidio del transporte, luz y gas, el cierre de la obra pública, la licuación de los salarios, el congelamiento del envío de fondos a universidades, y el recorte de programas sociales, son medidas que impactan directamente en el bolsillo del trabajador.
A su vez, sostuvo: “El populismo nos quitó el 90 por ciento de nuestros ingresos, llegando a un nivel de locura tal donde un tercio de los trabajadores formales son pobres.” Sin embargo, desde el 10 de diciembre el “León” no ha anunciado una sola medida que refiera a la recomposición salarial en un marco de inflación que ha llegado a cifras únicas en el mundo.
Otra de las falacias más repudiadas en redes sociales fue la que refiere a los alquileres, situación dramática que padecen millones de argentinos: “Pasó exactamente lo que dijimos: la oferta de bienes en el mercado se duplicó de diciembre a febrero y en consecuencia, el valor en términos reales de los alquileres bajó”. Fake! Los precios de los alquileres se dispararon a niveles históricos este verano, al punto de que muchos inquilinos están dejando de pagarlos por quedar en situación insolvente, dada la actualización de los montos de los contratos según el índice IPC, a contramano de paritarias que no llegan a cubrir la canasta básica.
En el rubro alimenticio, no paran de crecer los comentarios desesperados de los consumidores en los supermercados, que apelan a todas las promociones posibles para reducir el egreso de dinero del hogar. Sin embargo, Milei afirmó que “vamos a seguir acelerando” en esta dirección porque este país “necesita más capitalismo y más libertad”. Lo que se traduce en más desregulación y su consecuente impacto en los precios de alimentos y combustibles.
En el ámbito impositivo, Milei aseguraba en campaña que prefería “cortarse un brazo” antes de subirle los impuestos a la gente, y propuso una reforma que le “simplifique la vida a los argentinos y promueva el comercio”. Fake! Sin embargo, en la Ley Bases que tuvo que ser retirada del Congreso tras el rechazo de varios de sus artículos, figura la restitución del Impuesto a las Ganancias, tributo que había sido derogado (incluso con el voto de Milei).
Otro tópico que causó polémica fue el tema de la explotación de los recursos naturales, al afirmar el presidente que deben respetarse los “derechos de propiedad” de las inversiones privadas, sin tener en cuenta que varios gobernadores le saltarían a la yugular, recordándole que los recursos pertenecen a las provincias. El caso más resonante fue el de Nacho Torres, mandatario de Chubut, quien mantuvo un fuerte cruce con Milei cuando le refrescó la memoria sobre la territorialidad de la riqueza de su provincia, utilizando tales declaraciones para traer agua para su molino y reclamarle la coparticipación.
En cuanto a la delicada problemática que atraviesan los jubilados, “víctimas de la herencia”, según palabras de Milei, afirmó que continúan atados “a una fórmula que quisimos cambiar porque pulveriza sus ingresos”. Sin embargo, siguen padeciendo una creciente pérdida de poder adquisitivo, acentuada por la disparada de precios de medicamentos, que les resultan imposibles de pagar.
Además, el presidente propuso “una reforma previsional que le dé sustentabilidad al sistema”, apuntando al sistema de jubilación privado, el cual ya fue experimentado en otras épocas, en perjuicio de los sectores más débiles y a favor de las empresas.
Los resultados concretos de la gestión libertaria, a menos de tres meses de asumir, son claros: parálisis de la obra pública, tarifazos desenfrenados en educación, luz, gas, obras sociales, prepagas y combustibles, recorte de fondos a comedores, licuación de sueldos, crecimiento de la pobreza, acceso restringido a los medicamentos por el impacto de la inflación, y abrupta baja del consumo -lo cual además afecta sensiblemente a las pymes-, entre otros datos alarmantes.
Por otro lado, quienes lo votaron siguen esperando el prometido cierre del Banco Central y la dolarización, dos banderas que sacudió durante la campaña. Por ahora, sin novedades al respecto.
Este escenario se da en el contexto de una constante puja de poder con los gobernadores, a quienes Milei tildó de delincuentes y sin embargo este viernes, en un giro de timón, les propuso sumarse a un “pacto de voluntad” que no contempla el diálogo y el consenso, sino que solo plantea la posibilidad de “adhesiones”. Sigue insistiendo con frases como “si lo que buscan es el conflicto, conflicto tendrán”.
Tal vez al Presidente se le olvidó aprender, durante su escueta preparación política, que en un sistema democrático no se gobierna por la fuerza y la imposición. Que hace falta dialogar con todas las fracciones, escuchar al pueblo, y actuar en función del bienestar común, en lugar de subirse a un pedestal endeble que se puede esfumar en un instante, si el rechazo a su gestión sigue en aumento y el pueblo así lo dispone.