El gobierno nacional busca cerrar el complejo de Chapadmalal, un símbolo de las vacaciones de las clases populares, y el de Embalse, al que quieren privatizar por 99 años. La gestión anterior había encarado la puesta en valor de ambos predios.
El francés Gilles Deleuze, uno de los filósofos más importantes del siglo pasado, decía que el mayo del ’68 no fue nada en comparación al odio de clase que despertó en la burguesía el “aluvión” de trabajadores con “vacaciones pagadas” a la playa de Deauville, en la región de la Normandía. Deleuze rememora la indignación de las señoras paquetas, entre ellas su madre, frente a lo que consideraban una afrenta: “No se puede bajar a la playa con gente así”. Lo que dejó rastro en el alma del filósofo –muerto en 1995, luego de lanzarse de la ventana de su coqueto apartamento sobre la avenida Niel de París a la edad de 70 años–, más que el espanto de su madre, fue ser testigo de la reacción de aquellas personas que por primera vez miraron al mar de frente: “Esta joven se quedó, no sé, cuatro o cinco horas frente al mar, completamente atónita, como si fuera una idiota de nacimiento, no se cansaba de ver un espectáculo tan sublime, tan grandioso”.
En la Argentina, muchos vivieron esa experiencia inolvidable gracias al turismo social. Para garantizar el derecho a las vacaciones y el descanso de los sectores más postergados, la degradada Subsecretaría de Turismo dependiente del Ministerio del Interior ofrecía hasta el cierre de esta edición dos complejos turísticos: uno en las playas de Chapadmalal, en la costa bonaerense, y el otro en las sierras de Embalse en el Valle de Calamuchita, en la provincia de Córdoba, herencias monumentales de la primera presidencia de Juan Domingo Perón. Una política de bienestar social que, a tono con la época, sería podada por la motosierra.
Foto: Eduardo Sarapura
“Teníamos para mandar un contingente el 12 de marzo a Chapadmalal, pero nos dijeron que se daba de baja porque el 4 de marzo cierran los complejos”, revela Diego Nicolau, presidente de la Cooperativa Turismo Sostenible que articula con la Central de Trabajadores y Trabajadoras de la Argentina (CTA) Santa Fe.
“Hace tres años que trabajamos con los cupos de turismo social –continúa–, en esta temporada sacamos tres contingentes que son unos 250 compañeros y compañeras que pudieron viajar con costos muy accesibles. Llevamos fundamentalmente jubilados, y también laburantes, jóvenes, familias que de otra manera no podrían irse de vacaciones”.
Foto: Eduardo Sarapura
El “paquete” consta de siete días y seis noches con pensión completa en la Unidad Turística Chapadmalal (incluye el micro saliendo de Santa Fe) por la módica suma de 129.900 pesos por persona: $ 18.500 por día. Una ganga que pueden aprovechar los que perciban un ingreso mensual igual o menor a dos salarios mínimo; titulares de pensiones vitalicias, veteranos de guerra y personas con discapacidad más un acompañante. Si el destino elegido es Embalse, la tarifa plana por cabeza no supera los 65 mil pesos.
“Tuvimos que adelantar el viaje para el 27 de febrero gracias a la gestión del Frente Barrial, pero muchos se quedaron sin ir, perdieron esa oportunidad única de conocer el mar. Se habla de que estos viajes de turismo social, al menos con este gobierno, no van a volver más. Mucha gente quizás no vuelva a tener en sus vidas otra oportunidad de disfrutar de vacaciones”, se lamenta Nicolau.
Foto: Eduardo Sarapura
“Que venga el privado”
El por ahora tabicado proyecto de «Ley de Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos» enviado al Congreso por el Poder Ejecutivo suprime tanto la caracterización del turismo como «un derecho social y económico» de las personas como también la obligación del Estado nacional de «elaborar obras públicas turísticas», al tiempo que se propone «impulsar e incentivar las inversiones privadas», tanto de capitales nacionales como extranjeros.
Hace unos días, en diálogo con Télam Radio, la subsecretaria de Turismo, Yanina Martínez, reconoció que están trabajando “para que las unidades turísticas sean autosuficientes” porque “el costo es muy elevado, es muy difícil de mantener”, aunque aclaró que “sin perder el sentido del turismo social”.
Presuroso para los trámites se mostró el intendente de Embalse, Mario Rivarola, al revelar que ya están avanzadas las negociaciones con un grupo español para concesionar la Unidad Turística por 99 años.
Foto: Eduardo Sarapura
“Nosotros planteamos que venga el privado y que agarre cuatro o cinco hoteles del complejo y que el resto quede para el turismo social. Ahora los turistas pagan tres mil pesos por día con desayuno, almuerzo y cena, pero el resto es subsidiado por Nación. Hablamos que los españoles hagan hoteles cinco estrellas con dos parques acuáticos y un polo tecnológico para que los CEO de las empresas puedan trabajar mirando el lago porque acá tenemos la central nuclear y viene mucha gente. Sería muy bueno, no solo para Embalse, sino también para la provincia. Lo que tenemos ahora son 700 hectáreas frenadas que encima no pagan nada porque son Monumento Histórico”, se envalentona Rivarola.
El intendente lamenta el actual estado de abandono del complejo (“Hay cinco hoteles destruidos, la gente se ha robado hasta las ventanas”), aunque destaca la anterior gestión de Matías Lammens como ministro de Turismo y Deportes (“Se estaba trabajando bien, se hicieron obras, en eso no hay que mentir”).
A pesar de admitir las obras del Estado en la gestión anterior, su interés se inclina por lo privado: “Yo quiero que la gente tenga trabajo, que recupere la dignidad. Ahora hay muchos con cargos importantes que saltan y dicen que no van a dejar que privaticen, yo les digo que es fácil hablar detrás de un escritorio ganando dos palos al mes. El complejo así abandonado como está solo frena el crecimiento de Embalse”.
Bomba atómica
Lunes once y media de la noche, local de la CTA en el barrio de Constitución, el micro estacionado, besos y abrazos demorando la subida a la autopista. Hay mate, paquetes de galletitas, sándwiches de milanesa que trajeron de sus casas en Ituzaingó, Tapiales, San Miguel. Se viene el sonido monótono del motor, el desvelo o la sinfonía de ronquidos, el amanecer perfecto que siempre provoca el mar ahí afuera, cerca.
“Los despedí con lágrimas en los ojos, pidiéndoles a las compañeras que por favor lo disfruten porque era el último. Llorando me preguntaban cómo podíamos defender este derecho que venimos disfrutando desde la época de Perón. Todavía no caigo, este momento que nos toca pasar es aberrante”, confiesa Remi Cáceres, secretaria general de Discapacidad de la CTA y coordinadora de viajes durante cinco años.
“Es la única manera que gente sin posibilidades económicas puedan disfrutar de la playa –agrega–. Por la política de este gobierno muchas familias se van a quedar sin conocer el mar. Sabíamos que nuestros derechos corrían peligro, pero no imaginábamos que íbamos a perderlo todo tan rápido. Es como si hubieran tirado una bomba atómica y de un saque arrasaron con todo”.
La puesta en valor de 7400 millones
A comienzos de 2020, durante la anterior gestión de Matías Lammens como ministro de Turismo y Deportes, se encaró un ambicioso plan de obras que consistió en la puesta en valor de la totalidad de hoteles de Embalse y Chapadmalal, junto con los bungalows. De acuerdo a las cifras oficiales, se trató de una inversión total de 7400 millones de pesos, que significó además la creación de 1000 puestos de trabajo directo.
En el caso de Embalse, la actualización incluyó la renovación de sus techos de tejas coloniales, la modernización de sus redes de agua, gas, electricidad y cloacales, el reemplazo de pisos y revestimientos dañados y la pintura interior y exterior, entre otros. Por su parte, en los hoteles 5 y 6 de Chapadmalal, se renovó el tendido eléctrico y la plomería; se restauraron postigones y reemplazaron vidrios rotos; se arreglaron los techos, instalaron ascensores para las personas con movilidad reducida; agregaron baños adaptados, pulieron pisos y tapizaron sillas, entre otras tantas refacciones.
Foto: Eduardo Sarapura
El legado del peronismo y el «retiro» de Macri
Tanto la construcción de la Unidad Turística de Chapadmalal como la de Embalse estuvieron a cargo de la Fundación Eva Perón en el marco de la política de justicia social impulsada por el presidente Juan Domingo Perón. Ambas obras, monumentales, estaban destinadas a las y los trabajadores y a todas aquellas personas –con prioridad para niños y ancianos–, que no tuvieran la posibilidad de veranear en los grandes centros turísticos.
Ubicada sobre la Ruta Provincial 11, entre Mar del Plata y Miramar, Chapadmalal cuenta con nueve hoteles de tres plantas –seis levantados sobre la costa y los tres restantes al otro lado la de ruta– y 19 bungalows, que con el tiempo fueron integrados a la quinta de veraneo presidencial que también forma parte de la Unidad Turística.
Con respecto a la residencia presidencial, consta de un chalet principal, dependencias, y un predio con pileta, canchas de tenis, helipuerto y playa propia. Perón la inauguró y luego del regreso de la democracia, en 1983, también fue el alojamiento temporario de los presidentes Raúl Alfonsín, Carlos Menem, Fernando de la Rúa, Néstor y Cristina Kirchner y Mauricio Macri, quien además la usó para realizar un “retiro espiritual” junto a sus ministros.
Embalse, por su parte, tiene siete hoteles y 50 casas con una capacidad cercana a las 3000 plazas. Además, cuenta con edificios complementarios para la administración, servicio médico, pabellones para el personal, un polideportivo, piletas, paradores en la playa, confitería y museo. Todo frente al Lago Embalse y con las sierras de Córdoba como fondo.
Beneficiarios
El Turismo Social está destinado para aquellas personas que sean parte de las siguientes categorías de ANSES: jubilados y pensionados, titulares de la Asignación Universal por Hijo (AUH), titulares de la Asignación por Embarazo (AUE) y beneficiarios de Pensiones No Contributivas (PNC).
Tanto la Unidad Turística de Chapadmalal como la de Embalse en el Valle de Calamuchita, Córdoba, fueron declaradas Monumentos Históricos Nacionales en 2013 por Cristina Fernández de Kirchner y su puesta en valor buscó garantizar la igualdad del derecho al disfrute del tiempo libre de la ciudadanía y fomentar el turismo social en Argentina.